En un envite sutil y elocuente
al rey lo ataca un peón enemigo,
me gritan ¡jaque! y el susto mitigo
para que pueda discernir mi mente.
Si yo tomo el peón es evidente
que la muerte del rey es mi castigo,
pero un peón libre tengo de amigo
y mis ojos ven su avance inminente.
que la muerte del rey es mi castigo,
pero un peón libre tengo de amigo
y mis ojos ven su avance inminente.
Planteo esa estrategia en la contienda
y encuentro una magnífica jugada
que evade el jaque sin tomar la ofrenda.
y encuentro una magnífica jugada
que evade el jaque sin tomar la ofrenda.
Sigo el hilo de esa idea pensada
y avanzo el peón en la libre senda
hasta alcanzar la bella torre alada.
y avanzo el peón en la libre senda
hasta alcanzar la bella torre alada.
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